miércoles, 29 de julio de 2009

Letargo Silencioso

Miré alrededor, y sólo divisé vacío, oscuridad. Grité tu nombre cuantas veces pude, pero el eco de mi voz era la única respuesta. Corrí por toda la extensión de ese espacioso lugar; me temblaban las piernas, me sentía extenuada, y, de pronto, comencé a sentir en mi pecho una leve llama de taciturno temor, que se acrecentó al pasar la noche.
De un momento a otro, caí en el horrible mundo onírico de las pesadillas. El sueño era idéntico a la realidad; no te encontraba, y yo estaba sola.
Abrí los ojos de repente, y toda esperanza ya estaba extinta. Esta vez, no pude evitar que lastimosas lágrimas fluyeran por mis mejillas; porque, esta vez, el dolor no era superficial, estaba tan dentro de mí como la sangre que recorre mis venas.
Ácido; lo sentía como ácido en mi piel, en mi corazón.
Y ese pequeño vacío que había observado semanas atrás en mi pecho, creció en toda su extensión.
Yo, una débil persona, caí de rodillas en aquélla oscuridad. Así mismo, no sentí nada bajo mi cuerpo. Todo, absolutamente todo, era vacío. Y allí caí profundo, sin encontrar el maldito fondo dónde estropearme por completo.
Y hasta el día de hoy, no logré encontrar la superficie
Porque ni siquiera me detuve a buscarla.

El sufrimiento es uno solo.


Ruiseñor taciturno de la noche,
Calma mi angustia de derroche,
Pues hoy no es el mejor día
Para festejar tu pequeña alegría.


Sé que tu felicidad desbordante
Se debe a un tema personal,
Pero compadécete de mí esta noche,
Que muero en el umbral.


¡Oh, no te jactes de mi sufrimiento!,
Ya me cansé de tu vil conocimiento,
Eres sabio, y lentamente temo,
Que también malévolo y cruel.


Esta noche no cantes,
Pájaro de mal agüero,
Que mis lamentos suplicantes,
Callarás en tu apogeo.

Tus alitas se fueron lejos,
Y tú me dejaste abandonada.
Y, ahora todo lo entiendo,
El sufrimiento es uno solo,


Y tu luz ya no es nada.

¿Te diste cuenta que mi amor NO es efímero?


El espectro de tus ojos me demostró que tras la máscara de igualdad,

se encontraban viles mentiras ofuscadas y marchitas,

que con el tiempo salieron a la luz,

mostrando su parte más infructífera.

Mi fuerza de voluntad se disuelve cuando tú estás presente.

Aún así, lucho por mantenerme callada y completamente inerte.

Aunque, debo confesar, que cuando tú estás,

no puedo evitar que mi corazón repiquetee sonoramente


Espérance


Las lágrimas forman en mis mejillas leves ríos sin cauce ni desembocadura, que se secan con la brisa taciturna de la noche. Las palabras cuán cuchillos atraviesan mi pecho controversialmente. Y mi memoria se borró de tanto emplearla.

Tus sonrisas no son más que replicas que se crearon gracias a ofuscadas promesas, que, al final, tal como lo esperaba, se difuminaron, así como tu amor.

Ahora no soy más que el espectro de lo que solíamos ser. Tus palabras crean recuerdos. Tus sonrisas conciben a mi memoria. Mientras tanto, tus promesas, engendran lo que suele llamarse esperanza.